Ayer de vuelta a casa, después de un fin de semana fuera... mi marido y yo topamos con otro tema en el cual somos completamente opuestos: Halloween.
Mi marido se opone totalmente a esta tradición de nueva importación, y sobre todo de opone de forma tajante a que esta nueva moda desplace nuestra tradición, el día de Todos los Santos.
Le duele y le molesta que nuestro hijo el día de mañana olvide a sus familiares que ya no están y lo tome solo como una fiesta mas (consumista a mas no poder).
Y aqui estoy yo... que me gustan (bueno, me encantan) los disfraces... me encanta la temática (las cosas de miedo siempre me han gustado) y sobre todo me parece que efectivamente a pesar de ser una forma mas de consumo, en este nuestro mundo actual no creo q se note mucho, no tiene porque desplazar nuestra tradición.
Yo recuerdo a mis familiares en muchas ocasiones, no necesito el día de los Santos... yo, con mi edad si soy sincera tampoco lo he celebrado nunca, no he ido nunca a poner flores, ni siquiera sabría decir donde están exactamente mis abuelos... les pienso, les llevo dentro, les añoro y hasta hablo con ellos, pero no les recuerdo el 1 de noviembre.
Cuando era mas joven, era un día de fiesta... de salir, de beber... un día de "fin de semana" mas... nunca me pareció que debía de guardar respeto ese día... ahora no creo q deba hacerlo... aún siendo mas mayor.
Mi familia la que ya no está, sabe que la llevo dentro de mi corazón.
Y con respecto a mi hijo, entonces que??? que hacemos cuando las posturas son tan alejadas???
Pues mi marido me preguntó, y dado que como en otras muchas ocasiones me resulta que la madre al final es la que intenta ser conciliadora... dado que mi hijo va de cabeza a entrar en el mundo del consumo (mal q me pese) y dado que ahora con 3 aún no, pero para el Halloween va a ser una fiesta mas, completamente implantada cuando tenga uso de razón, pues intento hacer felices a ambas partes.
En mi casa creo, deberíamos celebrar ambas fiestas. Es decir, evitar el impacto consumista y devastador de Halloween aprovechando la parte positiva como por ejemplo nuevas actividades juntos y con nuestros amigos (talleres de vaciado de calabazas, gracias Lourdes), disfraces y diversión... y al día siguiente, dedicarlo a recordar de forma activa a los que ya no están con nosotros, podemos aprovechar y sacar antiguos álbumes de fotos, hacer composiciones y collages, recordar historias de cuando estábamos juntos o incluso porque no, hacerles un regalo! que guardaremos junto con el amor que sentimos por ellos.
Espero de esta forma llegarle a mi hijo de una forma óptima... de mayor q el decida la fiesta que mas le apetece. De esta forma también le llego a mi marido, para el cual es tan tan importante la familia (y su país). Y de esta forma además considero que le doy ambas opciones, sacando el máximo partido de ambas.
Espero igualmente saber transmitirle a mi hijo el amor por los que ya no están, y sepa disfrutar de ellos, porque siguen en nuestros corazones... y espero ser recordada con el mismo cariño, pero dentro de muuuuuuuuuuuuuuuuuchos años.
Ains, vaya temita, el de las tradiciones...
ResponderEliminarPor tradiciones perdidas, deformadas o reconvertidas en consumismo podemos mencionar decenas...
Pero para mí, la noche de difuntos es la noche en que el velo que separa nuestro mundo y el de "los otros" es más fino, cosa que desde hace siglos, muuuchos siglos, se aprovecha para comunicarse con ellos. El Halloween americano desciende más directamente de la tradición pagana de celebrar el año nuevo con un gran festín y de comunicarse con los muertos. El día de difuntos cristiano es el momento de honrar a los que se han marchado...
Según lo veo yo, no hay ninguna incompatibilidad entre ambas celebraciones. Se basan en lo mismo, y en días diferentes:)